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producto al consumidor, dentro de unos estándares de producción, que denominaré
webs de “customización”, y las que permiten la colaboración entre profesionales
para el desarrollo de un servicio, producto o proyecto que denominaré webs de
colaboración. En las primeras el profesional no participa porque el producto o
servicio ya está cerrado a falta del toque final del consumidor, y en las segundas el
consumidor no participa por no pertenecerá la empresa o grupo de profesionales.
Actualmente podemos configurar numerosos productos que están a la venta en
plataformas electrónicas de internet. Las marcas apuestan por que se ha denominado
Mass-Customization, un servicio por el que una firma ofrece a sus clientes
personalizar un producto o servicio de manera que se convierte en prácticamente
único. Esta necesidad por parte del cliente se está aplicando cada vez más a
todos los sectores. El cliente quiere sentirse especial y que su personalidad se
vea reflejada en los objetos que le representan y a su vez, las empresas, quieren
mostrarse cercanas al consumidor, intentando difuminar, de este modo, la imagen
fría y mercantil capitalista. El sector pionero ha sido el del automóvil. Desde hace
varios años, podemos configurar nuestro vehículo en la página web del fabricante
eligiendo colores y acabados y visualizando en tiempo real el resultado en un
modelo tridimensional. El sector textil ha dado el paso recientemente, y el pret à
porter se maquilla de haute couture, cuando marcas como Adidas o Nike ponen a
la venta, en sus plataformas online, modelos de calzado deportivo personalizables
en colores, texturas, materiales e incluso en estampados de fotografías hechas al
instante en nuestro Smartphone. En el sector del mobiliario la firma sueca Ikea ha
adoptado también estos métodos para hacer más atractivos sus productos y también
facilitar la compra a sus clientes. En su página web existen módulos para planificar
el espacio de una oficina o de una cocina y poder ver en tiempo real como quedarán
distribuidos los muebles que vamos a adquirir en la tienda. “Customizamos”
nuestro espacio eligiendo modelos, colores, e incluso materiales de suelo y paredes,
comprobando los cambios en tiempo real en una sencilla aplicación a través de
la cual hemos construido previamente un modelo tridimensional del espacio que
queremos decorar.
Los profesionales de cualquier disciplina, desde hace años, disponemos de
plataformas en internet que facilitan la colaboración en nuestro trabajo sin importar
nuestra geolocalización ni la franja horaria en la que nos encontramos. Existen
tres tipos básicos de plataformas destinadas a facilitar la colaboración entre
profesionales. En primer lugar, las que podemos denominar “espacios de trabajo
virtuales”, como es el caso de Dropbox, GoogleDrive o Onedrive, y donde podemos
compartir nuestro trabajo en forma de archivos que pueden ser reutilizados,
completados o modificados por las personas que forman parte de nuestro equipo.
El segundo tipo, las que denomino “espacios virtuales tácticos”, que permiten,
mediante una aplicación muy similar a una pizarra virtual, compartir ideas y permitir
que otros colaboren mediante dibujos, comentarios y fotografías. Las más utilizadas
son Mural, ConceptBoard, Scribblar o Groupzap.
Finalmente están las plataformas que permiten el trabajo simultaneo en un mismo
archivo y que podemos llamar “plataformas híper-archivo”, como GoogleDocs,
Office 360 o ZohoDocs , donde varios usuarios pueden trabajar en un mismo archivo
simultáneamente permitiendo que cada uno de ellos vea en tiempo real los cambios
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